De siempre, o casi, las series de TV3 se han caracterizado por ser arriesgadas o al menos por plasmar la realidad en la que vivimos con más credibilidad que otras series patrias. Osea, que la realidad de ‘Médico de familia’ no era la misma que uno podía vivir en ‘Nissaga de poder’. De hecho, muchas han sido las series catalanas que han tenido personajes homosexuales con la mayor naturalidad del mundo.
Este ha sido el caso de
‘Infidels’, una serie que se emite actualmente en la televisión autonómica catalana, que cuenta la historia de 5 mujeres. Cada una de ellas muestra una realidad femenina. Entre ellas la de Arlet, que tiene una relación lésbica con Dani. La actriz Aina Clotet interpreta a la primera, y Dolo Beltrán, cantante de Pastora, interpreta a la segunda.
En esta tercera temporada,
la pareja lésbica quieren tener un hijo. ¿Todos de acuerdo? Bien. Según los guionistas de la serie, que intentan plasmar la realidad de muchas lesbianas, la solución para que se quede una de las dos embarazadas es… ¡que se las folle un tío! ¿En serio?
Como no sigo la serie, pues no puedo contaros mucho más, pero vamos tengo a unas amigas indignadísimas.
La realidad lésbica para tener hijos es bastante más compleja y bastante más cara que simplemente follarse a un tío que a ambas madres les parece un padre adecuado.
Son muchas las mujeres que deciden ser madres solteras utilizando la inseminación. Muchas son las parejas lesbianas que recurren a este metodo. Y no siempre todo es tan de color de rosa como parece. Empezamos por descartar lo de ‘el tío que se las folla’. En una mente simple no entra el hecho de que una mujer no quiera tener un pene en su vagina. Habrá quién incluso exclame ¡corcholis, si tantas ganas tiene de tener un hijo, un pene no es mucho esfuerzo! Pues a todas esas personas les diría que a mi, personalmente, no me apetece meter mi pene en un vagina, así que entiendo perfectamente a las que no quieren lo mío en lo suyo. Es más, si es un hetero quién lo exclama le invitaría a meterse un pene en… bueno, donde quiera. A ver qué responde.
Aclarado el tema de ‘no quiero penes en mi vagina’ pasemos al segundo punto: las dos son madres. Muchas lesbianas optan por la sabia decisión (al menos a mi me lo parece, siempre que la economía se lo permita) de ser vientre de alquiler la una de la otra y la otra de la una, por así decirlo. Es decir,
una se queda embarazada con los óvulos de la otra y más adelante se repite el proceso pero a la inversa. Esto con semen de un donante anónimo. Porque en este país si el donante tiene nombre y apellidos pasa, automáticamente, a ser padre de la criatura. En cambio, si es anónimo y haces tooooooodo el papeleo (im)pertinente tu mujer podrá aparecer también como madre del bebé.
Y una vez sabemos cómo quedarnos embarazadas viene lo más caro: la clínica en la que te lo hagan. Olvida a la enfermera sonriente, ya que en muchas clínicas, si te ven llegar con tu mujer te van a poner mil pegas o puede que una negativa directa. En otras, las más caras, te atenderán, pero no te creas que esto es como en ‘Pretty woman’ y en cuanto te ven llegar con el fajo de billetes te hacen la pelota. Olvídate de eso. Te atenderán, sí, pero desde luego te mirarán como si fueras una clienta de tercera categoría (obviamente esto es una generalización, que digo yo, y espero, que habrá médicos y doctores que te animen).
No es que con esto esté intentando desmoralizar a todas aquellas futuras madres que no quieren penes en su vagina. Pero sí que los que guionizan la historia de de Arleet y Dani deberían contrastar información con algunos blogs de madres lesbianas que cuentan cuanto les cuesta, no sólo económicamente, ser madres. Porque, como me decía una amiga mía que sigue la serie: si esto me lo hacen en ‘Friends’ pues me lo creo, pero en una serie de TV3, pues mira, no.
Notícia de AmbienteG:
http://www.ambienteg.com/television/infidels-de-tv3-no-siempre-muestra-la-realidad-lesbica